Nunca pense que podía cansarme del helado, pero luego de todo un fin de semana en el que termine con la mano derecha hinchada de tanto servir helados, me cansó!!....
El nuevo emprendimiento de la familia Agüero es la franquicia de la heladería Glace... (el más rico de Trinidad, jejeje) y como estamos empezando recién y todo ese mambo, hay que poner toda la carne al asador hasta que le tomemos el ritmo y podamos empezar a delegar un poco las cosas, en fin, es así como termine sirviendo (gracias a todos los vecinos y amigos que nos hacen el aguante y a la gente que sigue la marca) kilos y kilos de helado, pero eso no fué lo más impactante para mi, sino el efecto que el helado causa en las personas. Por ejemplo, había un nene (vecinito fanático de Olimpia) que durante todo el domingo se habrá tomado más de 30 cucuruchos iguales, todos de granizado y banana split; estaba este otro nene que solo quería de mburukuja y los pedia de un cuarto, ese se habra tomado 2 kilos el solito.... pero eso no era lo más llamativo, sino la cara de los nenes al esperar su helado.... el de los 30 cucuruchos iguales me miraba siempre como si le diera su helado por primera vez. Llego otro nene de 2 añitos aproximádamente con su tío que desesperado por el chocolate (el sabor más terrorifico de todos para las madres de niños pequeños había sido) no podía esperar que terminara de servirlo, él saltaba, se retorcia, bailaba, exactamente igual que cuando quieren ir al baño o estan a punto de hacer pipi..., bueno este nene estaba así, y lo peor que cuando agarró su helado, se le cae al piso, que no fue ningun problema para él, ya que un helado de chocolate para un niño de 2 años, es siempre increible aunque éste se sirva en copas de cristal, vasito, cucurucho o directamente desde el piso....
Luego estaban las expertas, que se sabian con lujo de detalle los sabores, sus características, cual va con cual sabor y por supuesto, ellas lo pedian por kilo.
Más tarde ese domingo ya, luego del partido de Olimpia de esa tarde, llegaron los maridos tatavyre que enviados por sus esposas siempre te preguntaban "Que sabor pio más o menos le puedo llevar a la patrona?"
La experiencia fue muy buena, agradecida de haberlo vivido con la familia cerca.... (toooooodo el fin de semana el tema era que si fulano servia muy poco o si la otra exageraba en las porciones o que si la ubicacion de los cucuruchos era inversamente proporcional a la cantidad demandada, que si el aire esta muy frío, que si hay que sacar más mesas afuera, etc....)
Pero los que más lo disfrutaron creo que fueron los del primer grupo que ingresó a la heladería ese sábado a la tarde en que apenas abriamos las puertas. Un batallón de criaturas, vecinitos todos, a los que Don Agüero (mi Sr. papá) les empezó a servir degustaciones compuestas por sendos cucuruchos servidos abundantemente y los que porsupuesto, terminaron regados en la ropa, las mesas, y toda superficie accesible para ellos. Uno veía caras achocolatadas, enfrutilladas, manos bananaspliteadas, dibujos de corazón y solcitos con crema flan en el piso, pinturas abstractas de todas las formas y colores en las mesas, en fin.... toda una obra de arte del niño más grande y más emocionado con tanto helado que alguna vez vi.